Errores del empleador: cutre yo, pero no tú

4 Ene

Uno de los consejos que más se repiten a la hora de entregar un currículo, es que siempre esté impreso con la mejor calidad que nuestra impresora pueda dar de sí.  Eso demuestra interés, profesionalidad y, demonios, que te preocupa de verdad el ofrecer una buena imagen. Sin embargo, la sorpresa llega cuando entregamos nuestro currículo, que ha chupado medio cartucho de la impresora en calidad impecable 1, y a cambio nos piden que rellenemos unas hojas fotocopiadas y deplorables.

En una ocasión, la fotocopia era tan deficiente que tuve que rellenar los huecos según las instrucciones del entrevistador, algo no muy recomendable cuando tienes los nervios alterados por la sensación de oportunidad. En cierto sentido, es el colmo: no sólo tienes que rellenar tus datos, también los de la empresa. La cosa fue tan grave que, al dar la vuelta a la hoja, una de las preguntas estaba cortada, lo que me retrotrajo a los felices tiempos estudiantiles. Aquellos que miras ahora con cierto desdén, con la mirada de quien se compra un gato para solucionar un problema de ratones y acaba teniendo un problema con el gato y con los ratones a un tiempo2.

Así que por favor, si consideras que tu empresa merece una buena imagen más allá de un edificio de catorce pisos y unas oficinas decoradas con dinero, que no con gusto, asegúrate de que usas la mejor calidad posible. No hagas fotocopias de una fotocopia. Comprueba que la copia ha salido bien, y por Dios, si la copia es deficiente, NO la uses como base para más fotocopias. No es sólo una cuestión de recursos, pues para un desempleado siempre va a ser más doloroso gastarse una pasta en tinta de impresora, sino de consideración: que la gente vaya sólo a rellenar sus datos.

1: Una impresora que hace un año que el fabricante ordenó su mal-funcionamiento gracias a la obsolescencia programada, pero que consigues hacer funcionar gracias a ese software ruso que desbloquea el aparente error fatal, y que un colega te instaló en el ordenador tras descubrir que lo usaban en la mitad de las oficinas del país.

2: La sobrecualificación, ese mundo. En un país donde lo que más se pide son obreros, parece un delito tener algo más que el Bachillerato. De verdad. Hay ofertas de trabajo a las que te apuntas de tapadillo, mientras preparas una disculpa increíblemente razonada* de cómo alguien como tú, con dos carreras, un máster y varios cursos, merece ser contratado por encima de los demás.

*: Lo siento mucho, pero tiene que entender que yo también necesito dinero para llegar a final de mes, y te imaginas que te responden, Ya, no necesitará tanto el dinero cuando ha estudiado dos carreras, un máster y varios cursos en vez de trabajar desde los 18 años, y acabas en un discurso airado mientras la música suena, Morgan Freeman asiente desde un rincón, y finalizas con una frase épica: Que conste que si necesito dinero es porque ya no me queda, después de estudiar dos carreras, un máster y varios cursos. Y aún así, no consigues el puesto. La sobrecualificación, ese mundo.

Una respuesta to “Errores del empleador: cutre yo, pero no tú”

  1. ady enero 5, 2012 a 1:54 pm #

    lo peor que te pueden preguntar es «y para qué estudiaste esto?» que te quedas con cara de poker y explicas que te gustaba, que crees que te puede abrir frentes de futuro…y ellos esbozan una media sonrisa como pensando «para que hara estos cursos de mierda».

    Lamentable.
    Me siento engañada, toda la vida escuchando que hay q estudiar y ahora lo tienen mas facil los que sólo tienen la ESO

Deja un comentario