Errores del empleador: Internet, el desierto de la comunicación global

9 Ene

Creo que cualquiera que haya estado buscando trabajo a través de Internet esperaba un texto como éste. No lo incluí en la primera entrada de esta serie porque aquello era autocandidatura y esto tiene que ver con la situación típica en la que alguien ofrece trabajo y se presentan varios candidatos. Sólo puedo imaginar una edad dorada en la que las empresas, ante la lluvia de candidatos, tenían que cribar hasta que la vacante estaba cubierta, momento en el que se comunicaba al resto de desempleados que no se les necesitaría de momento, fuera cierto o no.

Esto ha cambiado gracias a la tecnología y a Internet: en la actualidad hay cientos de webs dedicadas a la búsqueda de empleo, sitios en los que cada día se publican decenas de ofertas de trabajo y donde los candidatos se registran y ofrecen. Con la automatización que permiten estas webs, puedes recibir semanalmente en tu correo las ofertas que más te interesen, apuntarte con un sólo click, añadir una carta de autocandidatura genérica hecha por ti, redactar una nueva y seguir el estado de tus candidaturas. Una gozada en términos de comodidad y aprovechamiento del tiempo.

Pero no todo es tan bonito como parece, pues como nos está quedando claro, las empresas cada vez dedican menos esfuerzos, y en ocasiones educación, a mantener una actitud limpia y competitiva respecto a la búsqueda y contratación de nueva plantilla. Y si para muchos trabajadores de recursos humanos ya supone un triunfo adjuntar una carta de respuesta a las autocandidaturas, es fácil imaginar lo que ocurre con las ofertas de trabajo publicadas en los portales de empleo.

Por ejemplo, hay una mayoría de anuncios que ni siquiera se borran. Estar registrado en un portal como Trabajar.com implica que, pasado un año, aún puedas meterte en el estado de tus candidaturas y comprobar que sigues «En proceso«1 desde febrero de 2011. Lo vergonzoso es que en numerosas ocasiones,  los trabajadores de estos portales son los que tienen que hacer limpieza, cuando existe la posibilidad de que las empresas, una vez contratada a la persona requerida, borren el anuncio. Ésto es el equivalente a entrar en un restaurante de comida rápida y comprobar que todas las mesas están sucias y que ninguno de sus anteriores ocupantes se ha molestado en tirar el contenido de sus bandejas. Creo que a todos nos fastidia esta actitud, así que, estimados empleadores, imaginad ese fastidio multiplicado por mil, porque no estamos hablando de mesas sucias, sino de unos sitios web que pretenden ayudar a quien lo necesita. Y esta actitud entorpece a todos. Porque esto lleva a un segundo punto…

Las ofertas en las alertas de correo se duplican. Al no borrarse una oferta de trabajo, ésta sigue circulando y enviándose a quien la tenga entre sus preferencias profesionales, por lo que cuatro meses después de la selección de personal, aún puede llegarte al correo. Y lo crean ciertas personas o no, buscar trabajo es, en cierto modo, un trabajo: es una ocupación a la que hay que destinar energías, maximizar los recursos a tu disposición y buscar la productividad. Por desgracia, que se mantengan ofertas de trabajo inútiles en un sitio web reduce drásticamente la productividad2. Hay un efecto secundario…

… que afecta psicológicamente al parado. Y es que el parado entra en una web de empleo y ve cientos de ofertas y se desespera. Porque, al igual que si estuviera mirando al cielo, esos anuncios llevan muertos mucho tiempo, aunque todavía pueda verlos.

En el fondo, es el problema de siempre en Internet: permite la conexión entre cada vez más personas, pero subraya el hecho de que, al final, cuanto más conectados estamos, menos caso hacemos a los que nos rodean.

1: No puedo evitar pensar en pesadillas kafkianas cada vez que leo esto en uno de mis numerosos perfiles de los portales de empleo. Por desgracia, son pesadillas justificadas de pleno.

2: Lo cual no es tan extraño en un país de productividad tan baja como el nuestro.

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